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Conclusión
Vivir la vida
es un derecho que tiene todo ser humano, pero para vivirla a plenitud
se requiere tomar la decisión de responsabilizarse de la
propia vida.
Vivir la vida a plenitud es una aspiración legítima
y digna de ser alcanzada, sólo quien se ama a sí mismo
podrá
atender y desarrollar cada una de las dimensiones humanas (física,
psicológica y espiritual).
De ahí la importancia de tener una visión global de
lo que se quiere hacer con la propia vida, para poder tener un crecimiento
equilibrio, armonioso, saludable y trascendente. |
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