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En México - en este período -, se determinan
inicialmente 12 acciones constitutivas del paquete de servicios
básicos, que se limitan a: saneamiento básico a nivel
familiar; manejo de casos de diarrea en el hogar; tratamientos antiparasitarios
a las familias; identificación de signos de alarma de infecciones
respiratorias agudas y referencia a unidades de atención
médica; prevención y control de tuberculosis pulmonar;
prevención y control de hipertensión arterial y diabetes
mellitus; inmunizaciones; vigilancia de la nutrición y crecimiento
del niño; servicios de planificación familiar; atención
prenatal, del parto y puerperio; prevención de accidentes
y manejo inicial de lesiones, así como participación
social (Secretaría de Salud, 1995). A principios de 1998,
por la presión ejercida por grupos ciudadanos y redes de
mujeres, se incorporan la prevención y el control del cáncer
cervicouterino, como treceavo componente del paquete básico
de salud.
La propuesta de paquete básico contrasta con la perspectiva
integral planteada por la estrategia de Atención Primaria
a la Salud (APS) (OMS, 1978), que en México sustenta la creación
del Programa IMSS-Solidaridad, en 1979. En este programa, la salud
se concibe como resultado de las condiciones vida y de trabajo de
las poblaciones y se plantea su modificación, no sólo
a través de la acción médica, sino también
y esencialmente por medio del quehacer sanitario y de la transformación
social (López, 1995). Esta concepción se concreta
en un conjunto de servicios y opciones de atención ambulatoria
y de hospitalización, para la población históricamente
más excluida (campesinos e indígenas) (IMSS-Solidaridad,
1990b). |