Conclusión

   
Para triunfar tenemos que canalizar esa energía hacia fines constructivos. Cada emoción tiene su propio mensaje. No simplemente nos ocurre, nuestro ser interno la genera, siempre con un fin, siempre para comunicar algo. Ahora bien, podemos aprender a no dejarnos que tales sentimientos nos apabullen y nos impidan realizar lo que queremos hacer. La voz de las emociones es lo que nos incita a escuchar, aclarar, valorar, pararnos o avanzar, aprender, innovar, considerar, recordar, simpatizar, cambiar y motivar.

De nosotros depende qué queremos hacer con nuestras emociones.