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Proviene
de la palabra emovere que significa remover, agitar, excitar, perturbar,
conmover.
Las emociones constituyen un mecanismo de alarma
que asalta en nuestro interior cada vez que se presenta un peligro
o cuando es necesario resolver una situación crítica.
Ante circunstancias de este tipo, la emoción, como sistema
defensivo, toma el control y decide acciones que son ejecutadas
impulsivamente; en estas decisiones no participan la voluntad ni
la razón. Si nos pegamos un susto, por ejemplo, damos un
respingo, nos apartamos violentamente del objeto que nos ha asustado
y sufrimos en nuestro organismo cambios como la aceleración
del ritmo cardíaco o respiratorio o la palidez. Todo esto
se produce de forma automática, antes siquiera de que seamos
conscientes del susto que nos hemos dado.
Cada emoción contribuye a resolver un tipo
específico de problema que amenace la supervivencia; inhibe
las reacciones ante estímulos irrelevantes y se ocupa de
dirigir la acción contra aquello que se detecta como peligro
auténtico.
Las emociones pueden agruparse, en términos
generales, de acuerdo con la forma en que afectan nuestra conducta:
si nos motivan a aproximarse o evitar algo. |
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Las emociones son
experiencias muy complejas y para expresarlas utilizamos una gran
variedad de términos, además de gestos y actitudes.
De hecho, podemos utilizar todas las palabras del diccionario para
expresar emociones distintas y, por tanto, es imposible hacer una
descripción y clasificación de todas las emociones
que podemos experimentar. Sin embargo, el vocabulario usual para
describir las emociones es mucho más reducido y ello permite
que las personas de un mismo entorno cultural puedan compartirlas.
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