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La autoestima se proyecta en el placer que uno
tiene de estar vivo a través de un rostro, un ademán,
en el modo de hablar y de moverse.
La autoestima se expresa a sí misma en la tranquilidad con
la que se habla de los logros o de los defectos de forma directa
y honesta, pues uno está en amable relación con los
hechos.
La autoestima se expresa en el gusto que la persona experimenta en
dar y recibir cumplidos, en las expresiones de afecto y aprecio.
La autoestima se expresa en estar abierta a la crítica y en
el alivio al reconocer los errores, porque la autoestima no está ligada
a la imagen de ser perfectos.
La autoestima se expresa a sí misma cuando las palabras y
los movimientos de una persona se caracterizan por la tranquilidad
y la espontaneidad, que reflejan el hecho de que la persona no está en
guerra consigo misma.
La autoestima se expresa en sí misma en la armonía
existente entre lo que uno dice y hace y en la forma de mostrarse,
expresarse y de moverse.
La autoestima se expresa en sí misma en la actitud de mostrar
curiosidad y de estar abierto a las nuevas ideas, a las nuevas experiencias,
a las nuevas posibilidades de vida.
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