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La autoestima se expresa a sí misma en el
hecho de que los sentimientos de ansiedad o inseguridad, si aparecen,
con probabilidad se prestarán menos a la intimidación
o al agobio, pues aceptarlos, manejarlos y elevarse por encima rara
vez resulta excesivamente difícil.
La autoestima se expresa a sí misma en la capacidad de disfrutar
de los aspectos alegres de la vida, de uno mismo, de los demás.
La autoestima se expresa a sí misma en la flexibilidad personal
al responder a situaciones y desafíos, ya que se confía
en uno mismo y no se ve la vida como maldición o fracaso.
La autoestima se expresa a sí misma en el bienestar propio
al mostrar un comportamiento firme consigo misma y con los demás.
La autoestima se expresa a sí misma en una capacidad de preservar
la calidad de equilibrio y de la dignidad en situaciones de estrés.
Físicamente en la persona con autoestima podemos observar,
unos ojos que están alerta, brillantes y llenos de vida, un
rostro que está relajado y tiende a exhibir un color natural y una
buena tersura en la piel, una mandíbula relajada, hombros
relajados y rectos, manos relajadas y sueltas, los brazos cuelgan
de forma fácil y natural, una postura carente de tensión,
recta y equilibrada; el paso tiende a ser decidido, sin ser agresivo
y recargado.
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