Introducción


 

Si un niño crece en un entorno doméstico adecuadamente formativo, es mayor la probabilidad de que aprenda las acciones que apoyan la autoestima (aunque tampoco es una garantía). Si se pone al niño en manos de buenos maestros, lo más probable es que aprenda conductas de apoyo de la autoestima. Si una persona se somete a una psicoterapia con éxito, en la que se disuelven sus miedos y eliminan los bloqueos para el funcionamiento efectivo, ello tendrá por consecuencia que manifestará un mayor número de acciones que apoyan su autoestima. Pero lo decisivo son “las acciones de una persona”. Lo que determina el nivel de autoestima es lo que la persona “hace”, en el contexto de su conocimiento y valores. Y dado que la acción en el mundo es un reflejo de la acción dentro de la mente de la persona, lo decisivo son los procesos internos.

Cómo veremos, “los seis pilares de la autoestima” las prácticas indispensables para la salud de la mente y el funcionamiento efectivo de la persona- son todos operaciones de la conciencia. Todos ellos suponen elecciones. Son elecciones a las que nos enfrentamos en todos los momentos de nuestra vida.