Para sentirme competente para vivir y digno de
la felicidad, necesito experimentar una sensación de control
sobre mi vida. Esto exige estar dispuesto a asumir la responsabilidad
de mis
actos y del logro de mis metas. Lo cual significa que asumo
la responsabilidad de mi vida y bienestar. La responsabilidad
de uno mismo es esencial para la autoestima, y es también
un reflejo o manifestación de la misma. La práctica
de la responsabilidad de sí mismo supone la admisión
de lo siguiente:
Yo
soy responsable de la consecución de mis deseos.
Yo
soy responsable de mis elecciones y acciones
Yo
soy responsable del nivel de conciencia que dedico a mi trabajo
Yo
soy responsable de mi conducta con otras personas, compañeros
de trabajo, socios, clientes,
cónyuge, hijos, amigos.
Yo
soy responsable de la manera de jerarquizar mi tiempo
Yo
soy responsable de la calidad de mi trabajo
Yo
soy responsable de mi felicidad personal
Yo
soy responsable de aceptar o elegir los valores según
los cuales vivo.
Lo que implica cada uno de estos aspectos desde el punto de
vista del comportamiento es el desarrollo y la aplicación
de un plan de acción, soy yo quien tiene que descubrir
cómo le voy hacer.