Conclusión

           
En la actualidad los trastornos de alimentación se han convertido en un problema alarmante. La mayoría ha escuchado o conoce a alguna persona cercana que padece esta enfermedad, bien sea un pariente, un vecino, un conocido, o una amistad. Es común escuchar sobre los trastornos de alimentación en la televisión, en revistas, en pláticas y se hacen talleres o se dan conferencias intentando ayudar, dándose información sobre el tema, aunque no siempre de forma adecuada. En los últimos años, el número de casos de anorexia, bulimia, comer compulsivo, vigorexia y ortorexia ha aumentado considerablemente, comenzando cada vez a edades más tempranas, cada vez hay una mayor preocupación por el físico en toda la sociedad en general y cada vez hay una mayor exigencia personal.

Generalmente, cada individuo tiene características diferentes en cuanto a su nivel de hambre y saciedad y las mantiene sin cambios a lo largo del tiempo, sin embargo, cuando hay sucesos que alteran la cotidianidad de la vida, pueden resultar alterados los hábitos de alimentación y con esto todos los ámbitos de la vida se ven afectados, el físico, emocional, espiritual, social.

Hay que intentar ponerle freno y desde luego si ya es tarde para prevenir, hay que intentar solucionar el problema lo antes posible con ayuda de psicólogos, psiquiatras, médicos, endocrinos, y todos los profesionales que sean necesarios para ayuda.

 
 
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