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La historia
de las adicciones va unida a la historia del hombre. Fumar cigarrillos,
beber alcohol, mascar hojas de coca, beber pócimas, fumar
marihuana, utilizar el opio para el dolor, etc., son ejemplos bien
conocidos de algunas de las sustancias que el hombre ha utilizado
a lo largo de la historia o sigue utilizando. Más actualmente,
junto a las anteriores, y sus derivados industriales o químicos,
destacan las nuevas adicciones, unas derivadas de sustancias, como
es el caso de la heroína, la cocaína, las drogas de
diseño, el LSD, entre las más importantes, y otras
adicciones comportamentales, sin sustancia, como resultado de nuestra
sociedad tecnológica, como la adicción a Internet,
al juego de azar, al teléfono móvil, a los teléfonos
eróticos, al sexo, a las compras, y a un amplio etcétera
de conductas que pueden llegar a ser adictivas
Por ello, en los últimos años se
incluyen distintas conductas bajo la denominación genérica
de adicciones o conductas adictivas. Basadas inicialmente en el
concepto de dependencia (física y psíquica), y evolucionando
a partir del mismo, se aplicaban inicialmente a sustancias psicoactivas
que ingeridas por un individuo tenían la potencialidad
de producir dependencia. Con el transcurrir de los años
se observó que también existían conductas,
que sin haber sustancia de por medio, tenían la capacidad
de producir dependencia y el resto de las características
que tenían las dependencias a las sustancias psicoactivas.
Una característica central a las conductas
adictivas, es la pérdida de control. La persona con una
conducta adictiva no tiene control sobre esa conducta, aparte
de que la misma le produce dependencia, tolerancia, síndrome
de abstinencia y una incidencia negativa muy importante en su
vida, que va a ser en muchos casos la causa de que acuda en busca
de tratamiento o le fuercen a buscarlo. Gossop (1989) definió como
elementos característicos de una adicción:
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Un
fuerte deseo o un sentimiento de compulsión para llevar a
cabo la conducta particular (especialmente cuando la oportunidad
de llevar a cabo tal conducta no está disponible);
La
capacidad deteriorada para controlar la conducta (especialmente,
en términos de controlar su comienzo, mantenimiento o nivel
en el que ocurre);
Malestar
y estado de ánimo alterado cuando la conducta es impedida
o la deja de hacer; y
Persistir
en la conducta a pesar de la clara evidencia de que le está produciendo
graves consecuencias al individuo.
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