Percepciones

 
 
En términos cotidianos percibir significa darse cuenta, percatarse e interpretar la estimulación del ambiente, a partir principalmente de la experiencia, los valores, las expectativas y educación recibida. La percepción humana integra la percepción sensible, percepción emocional, percepción axiológica y percepción intelectual (Gutiérrez, 2000) que permiten al individuo comprenderse a si mismo y el mundo que le rodea. En el acto de percibir hay implícita una cierta interpretación de la estimulación, lo cual implica que siempre es posible una distorsión o falta de objetividad para interpretar o evaluar dicha estimulación ambiental.

La percepción sensible hace referencia a la capacidad física que tienen los seres humanos para captar la estimulación significativa del ambiente (colores, olores, tamaños, luminosidad, temperatura, etc.), que a su vez es necesaria para la conservación y mantenimiento de la vida. Asimismo, la estimulación ambiental contribuye a tomar conciencia de las propias emociones (percepción emocional) a partir del contexto de referencia y creencias. Por ejemplo, para los estudiantes un examen (estímulo) puede generar diversas manifestaciones emocionales (estrés, ansiedad, agrado, indiferencia, etc.); dichas reacciones emocionales están asociadas a la experiencia o expectativas personales sobre el valor de los exámenes.

 

Por otra parte, la percepción axiológica consiste en captar los propios valores y reflejarlos en las decisiones de vida. Generalmente, los valores reflejan las creencias de las personas y éstas se reflejan en actitudes que pueden ser de aprecio o rechazo hacia el estímulo (personas, situaciones, objetos). Por ejemplo, un individuo que cree en la libertad de expresión tendrá la tolerancia para atender otros puntos de vista, lo contrario puede ser causal de contínuas divergencias y en caso extremo de conflictos sociales. Asimismo, la percepción intelectual consiste en captar el sentido o significado de la estimulación ambiental, a través de la cual se establecerán nuevos aprendizajes.

La forma en que la persona perciba un conflicto es de suma importancia en el manejo del mismo, es decir, cuando las personas o grupos perciben los problemas o conflictos de interacción como batalla entre adversarios lo más seguro es que generen una reacción adversa, mientras que cuando se percibe como un evento ineludible al proceso de conocimiento o desarrollo personal y social la reacción será de apertura y confianza en una resolución pacífica.